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24 de julio de 2014

Recuerdo de Henrike Knörr


Hace dos meses y medio se cumplían seis años de la prematura muerte de Henrike Knörr, vasco universal, humanista infatigable y persona íntegra. Tuvimos el privilegio de tratarle hacia el final, con su forma de hacerse cercano reduciendo la distancia que imponen el correo electrónico y el teléfono. En la página dedicada a él se reúnen no pocos enlaces que permiten leer mucho de bueno sobre sus diferentes facetas y desde perspectivas diversas. Sin más aspiración que recordarle con afecto y agradecimiento, traemos aquí su palabra como hilo conductor para tocar en alguna de ellas desde el rincón que a este blog concierne y en el que también alcanzó a dejar su impronta.

En conexión con su labor de lingüista, sobre todo vascólogo, podemos primero mencionar el papel protagonista con que figura nuestra villa en un decreto de las Juntas Generales de Álava, fechado en el año 1682, cuyo hallazgo dio Knörr a conocer. En él, las Juntas “habiendo reconocido que el procurador que vino de Arciniega no sabía romance” prohibían el envío de procuradores que no supieran castellano. Por más que se tratara de otra época, tiene Knörr mucha razón al lamentarse de que, excluyendo el uso del euskera e imponiendo multas a los concejos que incumplieran la norma, las Juntas “resuelven de forma injusta contra una de las dos lenguas de la provincia”.


Igualmente triste y algo más incomprensible nos parece que, como si 300 años no hubieran sido suficientes para dotarnos de la sensibilidad necesaria, un nuevo decreto, ahora municipal, reincidiera en similar injusticia “desapareciendo” legalmente, sin necesidad alguna, otra realidad incómoda, "políticamente equivocada":
el nombre castellano de Arceniega. Pese a su condición de testigo vivo del discurrir del tiempo y las generaciones en nuestra villa, y tratarse de "la forma que aparece en el fuero de población de 1272", era borrado del mapa –¡¡literalmente!!– para hacer sitio, cual si fueran incompatibles uno con otro, a su versión euskérica de Artziniega.


El informe de Euskaltzaindia que fija dicha versión lo firmaba Henrike Knörr; desgraciadamente, nuestra corporación municipal, en el destino final que dio a su informe, de lo que no hizo uso fue de su reconocido espíritu incluyente, en favor de la convivencia en la pluralidad. Defensor de la continuidad, en un artículo dedicado a otro vascólogo la reclamaba Knörr “para que vivan nuestra cultura y la lengua vasca. En paz, en concordia y en felicidad”. Y la ilustraba con una evocadora cadena manual que, a nosotros, no puede dejar de hacernos pensar en los eslabones de esa otra cadena, oral, de padres a hijos, interrumpida por decreto.


Pero volviendo a la filología, aún podemos añadir otro apunte del Henrike Knörr investigador relacionado con Arceniega, esta vez desde su condición de amante “de nuestras dos lenguas” (en su particular caso, algunas más): su atento ojo reparaba, al dar noticia del libro de José Iturrate sobre el Convento de las Agustinas, en cómo un documento de nuestro archivo municipal atestigua, posiblemente por primera vez, “un resto del viejo castellano de nuestra provincia”:

Y para los amantes de nuestras dos lenguas, hay en estas páginas una sorpresa. En un documento citado por Iturrate, de 1839, es decir, del final de la primera carlistada, encontramos esta frase: "… que las casas boitas que hay en la villa se encuentran llenas de tropas". ¿Qué es "boito"? Pues sin duda alguna un resto del viejo castellano de nuestra provincia, y que significa "vacío". Es una variante de "buído", que se encuentra por ejemplo en el Quijote, palabra procedente del catalán "buit". Salvo error, es la primera vez que se constata la palabra en el romance alavés.

Por otro lado, Henrike Knörr fue uno de los miembros fundadores de la Sociedad Landázuri, “atento y muy preocupado por la manera en que en el País Vasco, en Vasconia, se iba liquidando el patrimonio” (Félix Maraña lo caracteriza en esta y el resto de sus actividades como "un intelectual de guardia permanente", de los que "estorban razonadamante"). Además de editar los 13 números de su revista, también estuvieron a menudo su energía y su pluma en el espacio cedido por El Correo a la Sociedad, a través del cual entablamos contacto con él. En uno, ya con fecha de 15 de enero de 2007 y con Arceniega como referencia, explica enérgicamente él mismo ese compromiso:

Hemos sabido que al arquitecto municipal de Artziniega no le gustamos. Meses atrás, ante algunas personas preocupadas por la preservación del patrimonio y del paisaje de esa villa, criticó que la Sociedad Landázuri trate temas de urbanismo. En febrero nuestra Sociedad cumplirá 15 años. Entonces se aprobó una declaración fundacional, donde se decía, entre otras cosas: «Se está destruyendo despiadadamente nuestro patrimonio arquitectónico y natural», y se llamaba al «conocimiento y defensa del patrimonio arquitectónico» de la provincia. De modo que, pese a todos los desastres que a diario se cometen en el urbanismo, nosotros seguiremos luchando, procurando el conocimiento y la defensa del patrimonio arquitectónico. Que no lo dude el señor arquitecto.

Arceniega ya aparecía en un texto suyo de 2002 como “la villa que, junto con Laguardia, son a nuestro juicio lo mejor del patrimonio monumental de la provincia”. En él razonaba Knörr la necesidad de “asesoramiento y control oficial” cuando ciertas iniciativas de particulares “hechas con la mejor voluntad el mundo, aunque carentes de capacidad estética” pueden hacer peligrar la puesta en valor de ese patrimonio monumental.


La “invasora fauna” en la que tomaba pie para su reflexión ha hecho gala de una notable capacidad de resistencia: sus ejemplares, 12 años después, siguen donde estaban. Nos cuenta la Wikipedia que los hábitats degradados o alterados son los más susceptibles al éxito de las especies invasoras... y ya hemos visto cómo apuntaba
Henrike Knörr a la responsabilidad institucional  en ello: al contrario que los particulares, no pueden acogerse a la excusa de la ignorancia.

Artziniega nos atrae especialmente, con su belleza y su encanto, aunque vemos con extrema preocupación y gran disgusto los peligros que acechan a la villa en materia de patrimonio y paisaje. Ya se han cometido muchos desmanes, que han afeado no pocos rincones de Artziniega, tanto en el núcleo como cerca del Santuario de Nuestra Señora de la Encina. Es ese tipo de urbanismo estúpido, que manda construir sin el menor respeto. Como denunciamos en su día, uno de los mejores templos alaveses tiene cerca unas viviendas anodinas, una bofetada al buen gusto.

Aquí añadimos nosotros que seguramente no es casual: que con la misma frivolidad que se despachó un trozo de nuestra historia viva en busca del rédito político fácil, detrás de esos desmanes que denuncia Knörr, infligidos a nuestro patrimonio material, ha habido una displicencia más interesada en el rédito económico inmediato que en la conservación y en un desarrollo arquitectónico sostenible…

Volveremos sobre ello, en detalle, pero hoy traemos otro escrito de Henrike Knörr para la Sociedad Landázuri en El Correo. Seguidor atento y solidario de nuestras peleas con las instituciones, no duda en reprender a estas con un “Señores y señoras, así no se gobierna”, ni en frotarse los ojos, perplejo a pesar de todo: “En resumen, que por asombroso que parezca, se tiene que pedir al Ayuntamiento que respete la ley. Estupendo”.


Terminamos, y lo hacemos con una nota positiva porque también le distinguía el espíritu positivo –“Son muchas las batallas que han ganado la barbarie, la desidia y el mal gusto. Pero de vez en cuando vienen noticias halagüeñas”–, y porque nos permite brindarle el reconocimiento debido por su empuje facilitador en otra de esas batallas.
A principios de 2006 nos animaba, generosamente, a ocupar su espacio semanal para que éste sirviera de caja de resonancia a la incredulidad que nos producían los planes de expansion urbanística del Ayuntamiento.


Unos meses después surgía el colectivo ciudadano Eztena, entre otros objetivos con el de “poner sobre la mesa el problema del desarrollo urbano, social y medioambiental de Artziniega”, y en la reunion inicial que sirvió de presentación de planteamientos y propuestas nos alegró ver que se repartía una copia del artículo –cual nuevo eslabón en otra nueva cadena.


Suspendida año y pico después la puesta en marcha del grandioso plan gracias al espíritu luchador y de denuncia de Eztena, pero aún vigentes las Normas Subsidiarias que lo incluyen en su versión 'reducida', queremos pensar que el impulso inicial de Henrike Knörr habrá contagiado a esta razonable causa con algo del largo recorrido de sus muchos empeños...